miércoles, 20 de abril de 2016

"La dependencia del libro de texto" del blog de Nacho Rivas




Una hora de entrevista con el periodista dio para este titular que ha despertado controversia, como no podía ser menos: La dependencia del libro de texto sigue siendo uno de los grandes males de la educación. Seguramente a lo largo de la entrevista hablamos de otros muchos males; algunos aparecen en esta entrevista que Juanma Rodríguez, del Diario Sur de Málaga, tuvo a bien hacerme hace unos días, y que salió publicado en Internet el pasado 11 de abril. En formato papel había aparecido unos días antes, pero sin duda el impacto ya no es el mismo.
Es significativo que esta sea la síntesis, ya que da idea hasta donde está arraigado en nuestra cultura escolar el uso del libro de texto como una referencia para el estudio y, si puede ser, de paso el aprendizaje. Se ha convertido en una herramienta casi que única e imprescindible, sin la que los maestros y maestros parecerían desprovistos de sus utensilios de trabajo. En realidad es la revés, el uso del libro de texto como exclusivo y referente principal de la tarea de casa es uno de los factores de desprofesionalización más importante de nuestro sistema educativo. El libro de texto, proletariza al docente (en el uso negativo del término) ya que le hace perder el control de los medios y de los fines de su trabajo. Lo cual equivale a que su tarea se reduce a una mera administración de algo ajeno a él mismo. La comunidad educativa debería reflexionar sobre esto, y a ello invito en esta entrevista.
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Uno de los comentarios más utilizados por sus detractores es el negocio que representa para las editoriales. En mi ánimo no está quitar el salario a un trabajador quitándole productos del mercado, pero sí pediría un esfuerzo de imaginación a los que diseñan materiales educativos para pensar otros formatos. Recursos más diversos, abrir ventanas al conocimiento del mundo a través buenos materiales audiovisuales o digitales (incluso en papel), diseñar materiales al servicio del docente y no que pongan al docente a su servicio... Creo que son alternativas que deberían considerar. Los docentes deben recuperar la iniciativa y tomar el control de su actividad profesional. Lo cual no significa acordar las tareas del libro que tocan cada día, o ver que actividades extraescolares se pueden diseñar para cada trimestre. Y creo que están preparados para ello, pero en buena parte, han renunciado para poder cumplir con la losa administrativa, entre otras razones. Pero este es tema para otro debate.
Por otro lado, es diseño actual de los libros de texto resulta atractivo, ya que cuenta con buenos diseñadores que manejan bien las técnicas de edición; faltaría más. Pero también es verdad que han reducido el conocimiento a síntesis hechas que simplifican el sentido y el significado de su valor. Estable lo que hay que estudiar (unos pocos párrafos o definiciones), define una secuencia de actividades preestablecida que el alumnado tiene que seguir; añade información tipo anécdotas o pequeños relatos a los que cuesta encontrar significado... Es difícil para alumnado standard (por seguir la jerga oficial al uso) conseguir elaborar una visión de conjunto, relevante, capaz de ayudarle a dar sentido a su realidad. Mas bien se aprende a responde a los exámenes, también marcados en muchos caso, o a tareas mecanizadas.

Un alumnado que no investiga, que no indaga, que no siente curiosidad por lo que hace, ni se implica en ello, es un alumnado fracasado, aunque saque 10 en las evaluaciones. Un alumnado que no se pregunta por la vida, por la sociedad, por sus compañeros, por la naturaleza, es un alumnado ignorante, aunque obtenga el máximo en las pruebas estandarizadas. Un alumnado que no se siente feliz en la escuela es una vida en riesgo.

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