La
ciudadanía exige ser repensada, (Cullen, 2007:19)
“todos
somos ciudadanos por el hecho mismo de vivir y que la defensa de la vida de
todos y cada uno es ciudadanía. Hay que trabajar en el cuidado de sí y dotar de
creatividad a la ciudadanía. El cuidado de si es la resistencia al
disciplinamiento de la singularidad que se configura, sobre todo, en la
relación del saber con el poder” (Cullen, 2007:35).
En
definitiva “ciudadanía protagónica”, basada
en el ejercicio solidario del poder, la ética, y la sensibilidad frente a lo
social, “ciudadanos cuestionadores, críticos y propositivos, capaces de
demandar del Estado.” Larrea (2008) ¿Cómo intervenir en la formación docente para
que quienes tendrán a su cargo la
educación de los más pequeños estén condiciones de propiciar prácticas docentes
emancipadoras que den lugar a la vivencias ciudadanas? Malaguzzi (2001: 82) sostiene que son
“temores legítimos e inevitables para
realizar un oficio que no puede permitirse el lujo de pensar en pequeñito y
olvidar que la primera elección que tenemos que hacer es la de rechazar una
escuela que habla y actúa solo por encargo, renunciando a su función crítica y
transformadora”. Mayor gravedad al cuando advertir que en la actualidad “el encargo” tiene que ver con la adhesión a políticas
neoliberales (Cristobo, M. 2009). Slaugther y Leslie (1997), citadas por
Eduardo Ibarra Colado, acuñan el término
“capitalismo académico” para referirse a
la utilización, por parte de las
universidades, de sus recursos humanos como modo de obtener ingresos; hoy debemos
ampliar la mirada respecto al lugar que ocupa en la reproducción de la políticas neoliberales.
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